Los dedos de los pies son los grandes olvidados, sin
embargo tienen una importancia mucho más importante de lo que pensamos. Una
alteración en la base de sustentación y estabilidad, afectará al resto de
estructuras en dirección ascendente.
En el pie ancestral que tenía el hombre primitivo el dedo gordo tiene la función de la flexión y presión, los dedos se encontraban ampliamente separados. En la sociedad actual desde edades muy tempranas el pie y los dedos van perdiendo movilidad y habilidades, los dedos se atrofian y se deforman. La alteración más habitual, sobre todo en la mujer el hallux valgus (juanete).
Riesgos articulares
La mayor parte del día los dedos de los pies se
encuentran “encerrados” en el calzado, limitando no solo su movilidad sino
también su estimulación propioceptiva. Este aprisionamiento genera
deformaciones progresivas, atrofia y una evidente falta de movilidad que
lógicamente afectará a toda la estructura del pie, por esta razón es importante
dedicarle algo de tiempo a los dedos para compensar su tiempo de
encarcelamiento cinético.
1
- Colocar los dedos de las manos entre los dedos de los pies
Coloca los dedos de
las manos entre los dedos de los pies. Prueba también a presionar ligeramente
con los dedos, como si intentaras juntarlos manteniendo la presión unos
segundos.
2 - Presiona sobre
los dedos dejando caer parte del peso
Presiona sobre los dedos dejando caer parte del peso,
alternando la flexión y la extensión. Aumenta progresivamente el rango de
movimiento.
3 - Mejora la fuerza
del dedo gordo
4 - Aducción de dedos
Abre y cierra los dedos de los pies todo lo posible.
Sujeta una banda elástica cerrando los dedos. Aumenta
la resistencia progresivamente.
6
- Masaje y movilización
No olvides un masaje movilizando las falanges,
separándolas y presionando al tejido fascial.
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Máster en Prevención y Readaptación Funcional de Lesiones Deportiva